jueves, 15 de agosto de 2013

Relato.Espiral -SANDRA ÁVILA

Los trabajos de los talleres Entre y Comillas.Este relato se publico en SADE seccional Chascomús -Click en título para ver la publicación en Sade-






La casa estaba entre un garaje y un departamento. Una casa grande de estructura fija de cimientos duros. Paredes gruesas, techos altos. Desde el living se escuchaba el sonido de una radio siempre puesta en el mismo dial.

Por una cabeza/todas las locuras./Su boca que besa,/borra la tristeza,/calma la amargura/


Por una cabeza,/si ella me olvida qué importa perderme mil veces la vida,/para qué vivir.

Sonaba desde las 5 de la mañana

Si no fuera por la radio todo seria un triste silencio. Cada día la casa habitaba un aroma a sopa y recuerdo que siempre era la misma sopa, el aroma a puerros, apio, acelga, verduritas verdes salía por la ventana y llegaba hasta el departamento en que yo estaba. Los martes había pescado frito con puré. Los miércoles tarta de zapallitos, los jueves era carne al horno. Cuando colgaba la ropa en mi terraza el caño que salía del spar daba justo ahí terraza y se sentía el olor al adobe que embadurnaba la carne. Y los viernes pollo, era una rutina exacta, como una norma que no podía dejar de cumplirse. Y al día siguiente los platos volvían a repetirse.
Juan Carlos, el marido de doña María no estaba nunca desde que se levantaba se iba a la plaza a jugar ajedrez con sus amigos.
Juan Carlos-hijo regresaba por la tarde, vestía un traje azulado y zapatos marrones cuidadosamente lustrados. Al llegar a la casa se cambiaba los pantalones por unos bermudas a cuadros, y la camisa blanca por una camiseta de jersey. Y sustituía a los zapatos morrones por pantuflas color bordo.

Comía mientras miraba el televisor se escuchaba a todo volumen y se mezclaba con el sonido de la radio .Después Leía el diario.
Cada tanto se aparecía doña María desconociendo mi cara y preguntando ¿Ud. quién es? Caminaba arrastrando las pantuflas. Caminaba de mi puerta hasta el portón del garaje una y otras vez durante horas. En el bolsillo del batón floreado guardaba galletitas que comía de a poco, su cabello blanco y su caso tejido a mano color beige. El anillo del llavero lo llevaba en la mano derecha, precisamente en el dedo índice, el manojo de llave estaba sujeta entre su mano.
¿Quién es Ud.? Me preguntaba cada vez que yo volvía del súper o limpiaba el pasillo y me quedaba a escuchar la historia que ya sabia de memoria pero que me gustaba escuchar.
¡Yo, a la calle no voy! salgo por el patio a tomar un poco de aire. Mientras masticaba galletitas. Juan Carlos no fuma. Juan Carlos no toma. Juan Carlos trabaja, idolatrando a su único hijo cincuentón y soltero. Y esa era la única conversación que teníamos con sus 85 años y un Alzheimer avanzado. Solía acercarse al portón, abrir la ventana y asomando la cabeza para ver a la gente que pasaba por la vereda. A las 5 tomaba el té con tostadas y a veces las tostadas se quemaban un poquito, lo sé por el aroma que llegaba desde la cocina de ella hasta mi puerta de entrada.
A las 20.30 en punto de la noche Juan Carlos encendía la luz del patio y subía las escaleras que lo llevaran a su departamento en un primer piso. Metía las manos en el bolsillo y sacaba un manojo de llaves la puerta de chapa retumbaba al poner la llave en el agujero de la cerradura.

Al día siguiente la historia volvía a repetirse.

Dibujo de Isidoro Reta Duarte http://www.isidoroilustraciones.blogspot.com.ar/

ENTREVISTA A SANDRA ÁVILA POR TAMARA CABRAL

Fotografía de Mechy Dinardo ¿Desde qué año eres escritor? Escribo desde muy pequeña, ya en las tareas escolares intentaba mis primeras prosa...